El pasado mes de junio Rosario  recibió con beneplácito –como resultado de la tarea incesante de su propulsor-  el libro “Arte por la Paz” que  reúne a los artistas de la ciudad  que año a año se dan cita, animados por la constante invitación  de Bernardo Conde Narvaéz desde hace diez años.  Su ciclo, homónimo,  ha sido un lugar de encuentro en diversos sitios pero el más recordado por cálido y numeroso es el subsuelo del Bar “La Sede”, conocido en la jerga ciudadana como la Sub-Sede.  En ese reducto rosarino todos los poetas, innegablemente, han pasado dejando su estilo y palabra. También narradores, periodistas, artistas plásticos y músicos, han visitado el  espacio que Bernardo abrió sin dudar  a todas las expresiones y realizaciones de la ciudad  y de otros sitios.  Así también  surge la recopilación del libro que enumera este costoso andar orientado preocupadamente por relevar todos los encuentros sucedidos. Nombres preponderantes pasan por todas las páginas del volumen en calidad de colaboradores y también los amigos y  los adherentes al movimiento de la defensa de los Derechos Humanos desde el arte.  Sería injusto nombrar a algunos y soslayar por imposibilidad de espacio a otros, pero lo cierto es que cada uno de los presentes en el tomo han contribuido a establecer un panorama sin igual de nexos con un mismo objetivo, nexos que van construyendo un quehacer y una singularidad de esta ciudad nuestra.  Le debemos a Bernardo Conde Narváez este récord de subsistencia, tenacidad y calor humano y si bien es cierto que Rosario lo considera un hijo querido, también es cierto que se él ha ganado esa querencia por su mano siempre extendida a todos.  Concluimos diciendo que la presentación fue en Espacio 55, Ovidio Lagos 55 Bis, Barrio de Pichincha.  Los presentadores fueron: Dra.  Graciela Aletta de Sylvas, el periodista, escritor, investigador y político Carlos del  Frade y el artista plástico, historiador y poeta Rubén Echague.   El acompañamiento de  voz y  música, estuvo  a cargo de Magdalena Beccar Varela,  quien cerró el acto  con interpretaciones de una impecabilidad sorprendente.
La tapa es del reconocido artista plástico, humorista y dibujante Héctor  Beas y la contratapa, de la narradora María Rosa Lojo.
La edición fue compilada y armada por Ciudad Gótica, de la cual es su director el editor y poeta Sergio Gioacchini.